Terapia con animales es el nombre de un poema y también el título de un libro que compila 41 recortes breves de la cotidianidad de Daniela Ema Aguinsky. Llámenlo confidencias, confesiones, pareceres trascendencias o iluminaciones, Terapia con animales, el 2° Premio Nacional de Poesía Storni publicado por Paisanita Editores en Argentina y por Sindicato Sentimental en México, son escenas que plantea la incomodidad de varias ontologías duales (objeto-persona, persona-persona, animal-persona) y el deseo de ser superadas a través de aproximaciones a ontologías relacionales. Como si se estuviera en una sala de edición la escritora nos invita a repensar cada plano. No en vano Daniela Aguinsky también es una directora de cine.
Terapia con animales Te acaricio en la cocina como un chico autista a un caballo manso: yo soy el chico y vos el caballo. Aunque a veces Yo soy el caballo y vos el chico O los dos somos el caballo O los dos el chico estirando las manos En busca del tacto El pelaje suave y dócil Las orejas moviéndose.
Ser el chico y ser el caballo se corre del lado dual tradicional persona-animal y admite otras posibilidades en la constitución de la existencia misma. No somos sin los otros. No somos sin los demás seres vivos y no vivos. Los planos del tacto, el pelaje suave y las orejas en movimiento son reafirmaciones de imágenes, de la creación. La emocionalidad deja de ser una condición estrictamente humana y lo particularmente humano es la invitación a escuchar-se como parte de un conjunto de redes interconectadas.
Abrir una ostra ¿Sabés cómo abrir una ostra? Una ostra no se abre hablándole O pidiéndole por favor. Una ostra se abre con un cuchillo afilado Con un martillo O con dos. Vos sos una ostra.
Podemos ser una ostra cerrada si solo tratamos de escuchar nuestra propia voz como una persona neurótica que vive ilógicamente creyéndose sustancia pensante y atormentándose en lo que pensarán los demás. ¡Vos sos una ostra!, nada más honesto y movedor.
Sos como ayunar Al principio insoportable después dolor de cabeza una debilidad que sostengo hasta comer y olvidarme.
Emerge el ayuno como característica de la poeta-cineasta, un poema documento que registra esa práctica que no le es ajena por su religión y que explora como muchos otros poemas el sexo y la convivencia en pareja. Ya imagino esos brillantes ojos celestes de “La Glus” (como cariñosamente le decimos algunos a la autora) mirándome fijamente y precisándome toda una teoría- terapia feminista con animales. Porque si hay una característica peculiar de Daniela Ema Aguinsky es su sensación de libertad, esa que deja plasmada como poeta con impronta de cineasta.
Libre Como los taxis vacíos Despacio Al costado de la avenida Yo también espero.
Daniela Aguisnky
Se formó en cine (CIC, Di Tella), letras (UBA, UNTREF) y periodismo. Se desempeñó como redactora de Espectáculos en el diario Clarín. Dirigió los cortos La Guardia Virtual, Huracán Berta y 7 Citas de Tinder, entre otros. En 2021 fue ganadora del Segundo Premio Nacional de Poesía Storni, por los poemas que aparecen en este libro. Es traductora de la poeta norteamericana Ellen Bass (Todos los platos del menú, Gog & Magog, 2021). Algunos de sus poemas aparecieron en las revistas Aguinaldo, Rapallo, Hablar de poesía y en la publicación mexicana Leizi.